lunes, 23 de febrero de 2009

Welcome to another world (II/II)

Nuestro taxista estuvo a punto de estrellarse con un taxi de tres ruedas, luego adelantamos a un camión pasando a 3 centímetros del mismo…aquello era el caos completo.


Hasta que, finalmente, llegamos a nuestro “hotel”, que lo llamaré a partir de ahora las Mazmorras.

Lo primero que vimos, una fogatilla a un lado del hotel, con una silla de plástico a su lado mostrando que alguien había estado ahí unos segundos antes. Los alrededores totalmente tenebrosos, me hubiera dado un patatús si no hubiera estado Ujval con nosotros. Antes de irse, el taxista nos dijo que había sido un trayecto muy largo y que le diéramos más. Ujval lo invitó a irse.

Salieron varios botones del hotel a recoger nuestro equipaje. Pagamos 4000 rupias y tras los trámites de turno, nos llevaron a la habitación.

Habitación #1

Totalmente destrozada. Cucarachas campando a sus anchas. Un cuarto de baño de película de terror, con un agujero en la pared del tamaño de una ventana. Pedimos ir a otra.

Habitación #2

Parece más normalita. Hay ventana en la habitación (al refirme a ventana, quiero decir que está el hueco de la ventana y el correspondiente cristal). No vemos cucarachas a primera vista. Un cuarto de baño tan infame que ni con Don Algodón trabajando a fondo una semana tendría arreglo. Todo mugriento, asqueroso, lo blanco convertido en amarillo sucio. El aire acondicionado no funciona. Nos quejamos y, tras los intentos del botones de arreglarlo (arreglarlo = darle dos docenas de puntapiés), nos llevan a la habitación número 3.

Habitación #3

A simple vista, y tras haber visto las dos anteriores, aquello parecía el paraíso. Suelo tan sólo ‘sucio’ (y no super sucio como en las dos anteriores). Aire acondicionado funcionando. Ventana y cristales. Armario. Nevera que no funciona. Cuarto de baño con un nivel de mierda aceptable. Nos la quedamos. *Vimos una cucaracha, pero eso bastante más tarde.

El botones nos trae el antimosquitos que yo había pedido. Se queda en la puerta esperando, le doy las gracias y cierro.

Al cabo de 10 minutos llaman a la puerta. Es el botones diciendo “give, give” (dame, dame). Como el billete más chico que tenía era de 100 rupias, le digo que no tengo, que sólo tengo euros. Me dice que sí y le doy 0’2 €. Y va el tío capullo y me dice que no, que no los quiere. Le digo que mañana le daré en rupias y contesta que mañana deja de trabajar ahí. Cojo la cartera y le doy 0’5 €, pensando en que si esta vez los rechazaba le iba a cerrar la puerta en las narices y se iba a quedar sin nada. Los acepta y se marcha.

Cierro la puerta. Nos miramos Graziella y yo con cara de circunstancia, permanecemos quietos cada uno en su cama, sin decir nada. Estamos en la India. Bienvenido a las Mazmorras.

viernes, 20 de febrero de 2009

Welcome to another world (I/II)

*No tengo cámara (me compraré una en cuanto pueda), pero con las cámara de Graziella hice varias que colgaré lo antes posible.

Primer día en India

La aventura empezó cuando llegamos al aeropuerto de Bombay…

Justo al salir, teníamos que ir por una acera protegida por una valla. Al otro lado de la misma, una multitud gritándote y saludándote para que contrataras sus servicios. Taxistas, otros con el cartel de su hotel en la mano, otros con los nombres de las personas a las que estaban esperando…

Así durante 100 metros. Yo tenía la sensación de ser un futbolista. Era como las grandes estrellas cuando se bajan del autobús y sus fans los esperan.

Cuando llevábamos unos 75 metros, y habiéndonos fijado en todos los carteles para ver si encontrábamos al que nos esperaba, recibí una llamada. ¡Era Ujval! El chico de la empresa que nos iba a recoger. ¡Qué alivio!

Salimos del pasillo, nos presentamos y nos dijo que lo esperáramos en lo que parecía un parking. Conforme llegábamos al parking, cargados con un carrito y muchísimas maletas, los taxistas venían a nosotros como si tuviéramos un imán. Les dije que no, que tenía un amigo que nos iba a venir a recoger.

Allí parados, contemplando todo aquello, tomé consciencia por primera vez de que ya estábamos en India. El cielo gris, miles de taxis antiquísimos, gente por todos lados….

A esto que llegó Ujval, que había ido al servicio de taxis de dentro del aeropuerto. Por lo visto, indicas la dirección a la que vas, te dan un precio fijo y coges un taxi fuera. De esta manera evitas timos. Creo que costó alrededor de unos 4 euros, pero no estoy seguro.

Nos montamos en el taxi… ¡Qué taxi! Tendría por lo menos 20 años de antigüedad, con un cierto parecido a los Ladas rusos. En el maletero había una especie de bombona de butano blanca, y claro, no cabía nada. Así que el taxista cogió nuestras maletas, las puso encima del taxi, agarró una cuerda y todo solucionado.

Nada más entrar…¡un mosquito! Vale que no hay que alarmarse, pero me alarmé. Aun así no dije nada, para no asustar a Graziella.

Ujval se sentó delante, al lado del taxista. Estuvo hablándonos todo el tiempo, incluso llamó y despertó a nuestro jefe para que habláramos con él personalmente. La verdad es que estuvo muy simpático Ujval.

A pesar de que él nos hablaba, de vez en cuando nos fijábamos en lo que íbamos recorriendo. Algo indescriptible (y eso que estuvimos todo el camino mirando a Ujval)

Vimos perros sueltos buscando sobre la basura, unas chabolas que hacían que las de Sevilla parecieran suites, mucha basura, un chico rebuscando en un contenedor… .

Nuestro taxista estuvo a punto de estrellarse con un taxi de tres ruedas, luego adelantamos a un camion pasando a 3 centimetros del mismo…aquello era el caos completo.....
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